miércoles, 14 de abril de 2010

Los Doce Pasos (AA) y los Siete Principios (UU)




Parece que conforme envejezco me encuentro con más frecuencia ante el fenómeno de no recordar una conversación de un día antes y, sin embargo, recuerdo con claridad partes de conversaciones de hace muchos años. Supongo que para hacer referencia a esto fue acuñada la expresión 'momento dorado' ('senior moment'). Al preparar mis pensamientos para el día de hoy me di cuenta de que puedo recordar casi palabra por palabra algo que se dijo en un retiro para ministros Unitarios Universalistas, hace unos 20 años. Como es frecuentemente el caso en tales reuniones, en una de las sesiones iniciales se nos pedía compartir algunas de las experiencias formativas en nuestra propia jornada religiosa y espiritual. La historia que recuerdo tan claramente fue contada por un ministro que regresó al ministerio parroquial luego de una lucha con el alcoholismo por la había tenido que alejarse temporalmente.

Relató cómo, luego de numerosos intentos de mantenerse sobrio –o de controlar su alcoholismo– por su propia fuerza de voluntad se encontró, una vez más, tirado en una cama corral de un centro de desintoxicación, luego de otro episodio en el que tocó fondo. Dijo, "En vez de tratar de intentar dar marcha atrás para tratar de recuperarme como era antes, esta vez simplemente me di por vencido. Decidí que no quedaba nada en mí para hacer frente a mi adición". Pero entonces, según siguió diciendo, su mero acto de "rendición", resultó ser el inicio de su recuperación. Cuando dejó de depender estrictamente de sus propios recursos y se dirigió hacia el Poder superior que estaba en algún sentido más allá de él, mi amigo ministro UU (Unitario Universalista) relató que encontró una fuerza que no sabía que tuviera en él para enfrentar su adicción. Llegó a participar en Alcohólicos Anónimos (AA) y, hasta donde sé, se ha mantenido sobrio desde entonces.

Lo que me impresionó de esta historia, conforme he llegado a conocer mejor a su protagonista a lo largo de los años, es que, teológicamente, él y yo estamos muy próximos. Como yo, él es un humanista religioso que no acoge la idea de un Ser Supremo Sobrenatural que pudiera intervenir en el funcionamiento de la naturaleza y en los asuntos humanos. Pero la realidad de un Poder de alguna clase, mayor que uno mismo, es para él algo muy real, ya sea que le llame 'Dios', o no.

Pensé en mi amigo y colega cuando leí el número de enero / febrero de 2000 de la publicación de nuestra Asociación Unitaria Universalista de Congregaciones (UUA), UU World (http://www.uuworld.org/) en la que se trataba el tema "Doce pasos. Siete Principios". Exploraba el papel que AA ha tenido en las vidas de muchos unitarios universalistas. Llamó poderosamente mi atención el tratamiento tan positivo que se daba a AA en este artículo, dado que habría imaginado que un buen número de UU se mostrarían algo más que suspicaces hacia un movimiento cuya filosofía llama a sus adherentes a reconocer su 'impotencia' y les requiere someter sus voluntades y vidas a un 'Poder superior'. Una de las críticas hacia los Unitarios Universalistas es que tendríamos problemas para imaginar alguna clase de Poder superior que pudiera ser mayor que nosotros mismos. Como la mayoría de las críticas estereotipadas, esta es parcialmente verdadera y parcialmente injusta. Pero dado el humanismo religioso que ha marcado teológicmente a nuestro movimiento, con su insistencia en el poder de la voluntad y del espíritu humanos, una filosofía semejante a la asumida por AA podría presentar sus dificultades para nosotros. Aunque ese número de UU World incluyó una crítica de los Doce pasos, la tendencia principal era sobre cómo AA ha significado una diferencia positiva en las vidas de muchos UU.

Lo que me quedó de la lectura de ese número de la revista fue el hecho de que más y más personas llegan a nuestras congregaciones UU a través del movimiento de recuperación, y encuentran más compatibilidad que disparidad entre los Doce Pasos y nuestros Siete Principios. En mis pláticas con nuevos integrantes e interesados en ingresar a esta congregación, algunos de ellos han expresado que fue su participación en un programa de Doce Pasos lo que despertó su espiritualidad, y ahora han llegado a esta comunidad religiosa con la esperanza de proseguir el desarrollo de esa espiritualidad. Para intercalar una nota personal aquí, aparte de librarme del hábito de fumar hace 25 años, nunca he tenido que bregar con ninguna clase de adicción que amenace la vida o incapacite. Mi fijación por el juego de solitario en la computadora me preocupa un poco, pero eso es todo. También me siento muy bendecido por haber sido criado en una familia segura (por no decir abiertamente moralista), que si bien no fue perfecta, no podría ser clasificada como 'disfuncional'. Así que, adoptar el camino de los Doce Pasos como salida a una adicción personal, o como una manera de entender y aceptar los efectos de estar en una situación familiar de abuso o adicción –algo como de Al Anon–, es una decisión a la que nunca me he enfrentado. De haber estado en semejante situación, bien podría haber escogido el camino de los Doce Pasos. ¿Quién podría decir qué haría si sus circunstancias personales fueran lo suficientemente desesperadas? Como lo dije antes, conozco bien a algunas personas que pusieron sus vidas en orden a través de los Doce Pasos, y he conversado con algunas personas que usan nuestras instalaciones aquí: Grupos de Narcóticos Anónimos, así como uno de AA que está principal –pero no exclusivamente– dirigido a personas gay y lesbianas. Esto me ha dado alguna familiaridad con el proceso de los Doce Pasos, pero mi evaluación de éste sigue siendo externa.

Dado que algunos de nuestros compañeros UU encuentran una afinidad entre los Doce Pasos y nuestro enfoque liberal hacia la religión, quisiera tratar el tema aplicándome a tres áreas. Echaré un vistazo a los orígenes del movimiento del movimiento de los Doce Pasos. Luego revisaré algunos de los Doce Pasos mismos y daré una atención particular a lo que términos como 'poner al cuidado' y 'Poder superior' podrían significar. Finalmente deseo concluir con una visión de cómo convertirnos, así lo espero, en una 'congregación aceptante' para las personas que han encontrado un sentido positivo para ellas mismas a través de los Doce Pasos, así como para las personas que podrían requerir de otra alternativa diferente.

La mayoría de los movimientos –sean religiosos, o no– tienen un relato sobre sus orígenes, y AA no es una excepción. Su acto de fundación tuvo lugar hará 65 años este verano, en Akron, Ohio, en junio de 1935. Es realmente una historia de un 'agente viajero' pero no es una broma. El agente viajero era un caballero llamado William Wilson (1895-1971). Él era de Vermont y llegó a vivir a Nueva York donde protagonizó una historia de éxitos y fracasos de negocios –durante cuyo transcurso desarrolló un serio problema de alcoholismo. Wilson buscó ayuda para su adicción a través de las enseñanzas de lo que se llamó el 'Grupo de Oxford'.

El Grupo de Oxford era una iniciativa cristiana evangélica que tuvo cierto éxito y notoriedad en las universidades de EUA durante las primeras décadas del siglo XX. Aunque no tuvo vínculos formales con la inglesa Universidad de Oxford, el fundador de este movimiento, el pastor luterano Frank Buchman (1878.-1961), se estableció cerca del campus de esa universidad y dio a su organización el nombre de Grupo de Oxford, con el objeto de obtener alguna clase de aureola de respetabilidad académica, supongo. El Grupo de Oxford insistió en la necesidad de una completa entrega de la propia vida a Jesucristo, de la confesión las faltas, de enmendarse y arrepentirse, y de ponerse bajo el cuidado de Dios, cuya guía sería revelada una vez que la entrega se completara. El Grupo de Oxford fue el precursor de una organización conocida como Cruzada Universitaria por Cristo, con la que tuve algunos tratos más bien interesantes durante mis años de ministerio. Pero esa, sin embargo, es otra historia.

De regreso a Akron en junio de 1935: El trato de negocios que Wilson esperaba cerrar se frustró y él decidió ahogar sus penas en alcohol, tal como había hecho antes muchas veces. Pero esta vez se dio cuenta y, en vez de ello, buscó la ayuda de adherentes del Grupo de Oxford residentes en Akron. A través de la ayuda de un ministro local, Wilson localizó al médico llamado Dr. Robert Smith (1879-1950) [no puedes encontrar nombres más comunes en inglés que Bill Wilson y Bob Smith]. Como sucedió que el Dr. Smith justo salía de una racha pesada de bebida él mismo, cuando el Sr. Wilson entró en contacto con él, los dos hicieron buenas migas; se prometieron mutuamente usar su propia interpretación de los principios de Oxford –se ayudarían y apoyarían mutuamente para permanecer sobrios. De esa reunión en Akron iniciaron una organización.

Lo que se convirtió en los Doce Pasos, y lo que se conoce en círculos AA como "El libro grande" es esencialmente la adaptación de Wilson de los principios de Oxford. Los sacó de su contexto cristiano conservador con el objeto de hacerlos más ampliamente aceptables, a través de las fronteras culturales y religiosas, y los aplicó específicamente a combatir el alcoholismo. De una manera muy resumida, entonces, esa es la historia de cómo Bill W. y el Doctor Bob iniciaron AA.

Durante los pasados 65 años el movimiento se difundió ampliamente. Los Doce Pasos han sido adaptados para hacer frente a otras adicciones como los narcóticos, el juego, comer compulsivamente, el sexo, y el cigarro, por mencionar unos cuantos. Otra derivación de los Doce Pasos se ha dirigido a miembros de las familias en las que había un padre o mayor adicto. Así que también tenemos grupos de apoyo para 'adolescentes' de familias con alcohólicos (Alateen), gente que abusa de drogas, adictos al juego, abusadores sexuales, y así por el estilo. Hacer la crónica de estos 65 años, al estilo de las sucesiones Biblia, nos daría algo así: Bill W. y el Doctor Bob engendraron AA y a los Doce Pasos; que engendraron el tratamiento de otras adicciones y compulsiones autodestructivas; que engendraron el tratamiento de los miembros de la familia afectada por tales adicciones; que engendraron el movimiento de recuperación para víctimas adolescentes de familias disfuncionales, y luego al del 'niño interior'. Para cuando llegas al momento final de los Doce Pasos podría suceder que ya ni siquiera se invoque el último paso, pero esto depende de con qué parte trates, dentro de este amorfo 'movimiento de recuperación'. Pero pienso que los vínculos están ahí, no obstante, pese a la gran distancia filosófica, desde William Wilson, hasta –digamos– John Bradshaw (terapeuta y autor de libros de autoayuda que popularizó el enfoque del 'niño interior', N. del T.) tal vez.

Consideres, o no, AA como un 'movimiento religioso' (y no voy a discutir eso hoy), es claro que tuvo orígenes religiosos. Pero, religión o no, ha evolucionado hacia convertirse en un fenómeno cultural muy diversificado que ha tocado evidentemente una fibra espiritual sensible, y sigue hablándole a cierta clase de anhelo espiritual luego de más de 6 décadas. Para mucha, mucha gente estos Doce Pasos han llegado a ser mas que un medio de liberación de la adicción o del dolor físico; se han convertido ellos mismos en un modo de vida. Incluí una copia de los Doce Pasos en el Orden de Servicio de hoy, según fueron reproducidos en ese número de UU World. Así que echémosles una mirada más cercana.

En una primera lectura (y tal vez en una segunda y una tercera) muchos de estos preceptos prenderán, estoy seguro, toda clase de timbres de alarma entre los UU y otros liberales religiosos –por no mencionar a los humanistas seculares– y no solo por sus referencias básicamente masculinas a Dios. Toda la noción de ser impotentes, poner nuestras vidas al cuidado de un Poder superior a nosotros mismos, y esperar de Él –o a Ella, para el caso– que nos quite nuestros defectos de carácter es un poco más de lo que muchos de nosotros podemos hacernos cargo, me atrevo a afirmar. Por esta razón han surgido varias alternativas más seculares a AA: SMART Recovery (http://www.smartrecovery.org/ ), LifeRing Secular Recovery (http://lifering.org/), Save Our Selves (http://www.secularsobriety.org/ ), Rational Recovery (http://www.rational.org/) Women for Sobriety (http://www.womenforsobriety.org), y otras semejantes. Yo recomendaría estas alternativas a las personas que enfrentan adicciones incapacitantes y que tienen problemas serios con el lenguaje y la filosofía de los Doce Pasos.

Pero al mismo tiempo yo no dejaría de lado, ni descartaría demasiado rápidamente, los tradicionales Doce Pasos como carentes de significado para los liberales religiosos –como algunos han alegado– al considerarlos peligrosos o incluso dañinos. Me doy cuenta de que cuando miro a través del lenguaje de los Doce Pasos, más que simplemente a él, adquiere algún significado que yo, como humanista religioso, puedo apreciar. La mejor forma que encuentro de explicarlo es dar marcha atrás un poco y echar una mirada a una crítica despiadada de los Doce Pasos desde una perspectiva secular, racional, o humanista –y luego ofreceré mi crítica de esa crítica. Espérenme un poco, que ahora llegamos.

Una de las más duras críticas que encontré de AA y de los Doce Pasos está en un libro llamado "Alcohólicos Anónimos: Culto o cura". El título sugiere el mensaje esencial del libro mismo. El autor es el Dr. Charles Bufe y retoma muchos conceptos del Dr. Albert Ellis (1913-2007), ambos son sicólogos muy reconocidos. El Dr. Ellis es el fundador de la Terapia Racional Emotiva, un enfoque del tratamiento sicológico que ha tenido un efecto positivo sobre muchas vidas. La esencia de su argumento es que aceptar tal cual la propuesta del programa de los Doce Pasos lo deja a uno en la impotencia y carente de cualquier autoestima, o sensación de autocontrol sobre la propia vida. Pese a encontrar valor humano en cada uno de los pasos, y a pesar de su conclusión de que AA no es del todo un culto, después de todo, Ellis y Bufe también dicen cosas como esta, "Es difícil ver cómo [el Primer Paso] puede hacer algo por aquellos que lo aceptan, más allá de contribuir a disminuir la autoestima. Esto es pernicioso…". Del Segundo Paso dicen, "promueve la idea de la indefensión individual". Del Séptimo Paso, el que trata de rogar humildemente el perdón, su respuesta es, "La humildad es la virtud de aquellos con pobre autoimagen". Y así sucesivamente; más o menos en esa línea van. Sucede que tengo una considerable admiración por el trabajo del Dr. Ellis; conozco mucho menos sobre el Dr. Bufe. Podría estar de acuerdo con ellos en que los Doce Pasos tienen el potencial para producir las consecuencias negativas que describen; y es probable que hayan producido tales resultados ocasionalmente. Esto también es verdad ya que prácticamente cualquier movimiento o causa religiosa, espiritual, política o social tiene sus fanáticos y 'creyentes verdaderos' que llevan sus preceptos al extremo, e incluso llegan a incurrir en prácticas propias de un culto destructivo. Probablemente puedas encontrar ejemplos así en el movimiento AA, y en movimientos de recuperación similares.

Una vez establecido esto, aún debo arreglar cuentas con Bufe y Ellis sobre dos asuntos: En primer lugar, sus afirmaciones no cuadran con mi propia realidad. Con esto me refiero a la realidad de lo que he visto y conocido de la gente en esos programas. En segundo lugar, hay una paradoja humana y una sutil interacción entre sentirse poderoso e impotente, y entre "ponerse al cuidado de alguien" y "controlar" las propias circunstancias, que a estos dos eruditos caballeros, a pesar de todo su conocimiento, les pasó desapercibida.

Sobre ese primer punto, la gente que he conocido que, por diferentes razones, ha usado los Doce Pasos son todo menos zombis inermes despojados de toda autoestima, como sugieren Bufe y Ellis. Por el contrario, usualmente son personas que finalmente han llegado a sentir alguna clase de sensación de empoderamiento personal y reconocimiento de su propia valía, luego de años –en algunos casos luego de casi toda una vida– de tener muy poco de ambos. En cuanto a la clara tendencia predominante a hablar de Dios en los Doce Pasos, una vez más, la gente en estos programas de recuperación que he conocido, y con la que he hablado, dice que toman lo que necesitan de los Doce Pasos y dejan lo demás. Con esto quiero decir que adaptan el lenguaje a sus propias perspectivas espirituales y religiosas; o los usan para construir una base espiritual propia, en vez de simplemente tragarse la píldora sin cuestionamientos. Por ejemplo, la frase "Desiste y encomiéndate a Dios" ("Let go and let God"), frecuentemente citada como el principio que subyace a los Doce Pasos –usualmente se invoca como una manera de ayudar a animar a la persona, más que para hacerla tragar alguna noción prefabricada de 'Dios'.

Recuerdo haber discutido precisamente este punto con alguien luego de dar una de mis sesiones introductorias a la iglesia (UU 101), en la que dimos una discusión durante al reunión sobre la manera en que ella encontró su camino hacia el movimiento UU, a través de los Doce Pasos. Ella dijo que cuando llegó a la cuestión del "Desiste y encomiéndate a Dios", la palabra funcional para ella en esa expresión fue "desiste" y lo que fuera que "encomendarse a Dios" pudiera significar ella cuidaría de sí misma. La paradoja aquí es que a veces, cuando alcanzamos los límites de nuestra autoconfianza e independencia –o sentimos que ya lo hemos hecho–, es entonces cuando encontramos los medios para lograr esa misma autoconfianza e independencia.

Esto me lleva a mi otro asunto pendiente con los doctores Ellis y Bufe, porque creo que esta es una paradoja que no fueron capaces de ver: La paradoja de la interrelación entre desistir y tener el control; o entre el poder y la impotencia personal. No parecen advertirla. Recuerden otra vez la historia de mi colega que relaté al principio de estas citas. Luego de que él "se rindió", como lo dijo, contó que cuando desistió de sus intentos desesperados de controlarse a sí mismo y a su forma de beber, descubrió (¡¿y quién sabe de qué fuente?!) alguna clase de poder renovado que fue capaz de aprovechar con el objeto de recuperar el orden en su vida. Ni él ni yo pudimos ofrecer una explicación 'racional' para ello, pero él sabía que eso le sucedió, y yo le creí.

Aunque no puedo ofrecer una explicación para ese fenómeno, puedo hacer la siguiente observación: El proceso de los Doce Pasos parece aliviar el peso inmediato de aquello con lo que la persona brega de una forma en la que da a esa persona la libertad y el poder para realmente enfrentarlo. Ésta, según parece, es la paradoja: Una vez que dejo de tratar con tanto maldito ahínco de ser el "amo de mi destino y capitán de mi alma", me encuentro con que realmente tengo el poder de ser precisamente eso. Así que llámenlo 'Poder Superior', llámenlo 'Dios', llámenlo –y ésta sería mi opción preferida– un 'Poder más Profundo' llámenlo como sea que gusten. La idea parece ser encontrar otro punto de referencia más allá de mi ya de por sí abrumado yo, como fuente de fuerza y confianza de la que uno pueda depender.

Ahora, desde mi propia perspectiva religiosa y espiritual, esa 'Referencia más Allá del yo' o un 'Poder Superior a Uno Mismo' finalmente se demuestra como una de los más profundas fuentes del yo. Pero si intentas desesperadamente mantener control de ti mismo en un nivel, podrías realmente bloquearte de alcanzar las fuentes que se encuentran a otro nivel de tu ser o de tu psique. Dicho en otras palabras, debes abandonarte o desistir, en un nivel, con el objeto de asumir el control en otro nivel. Esta es la verdad que veo más allá de lo que puede haber de problemático en el lenguaje de los Doce Pasos.

Bien, me he extendido bastante sobre los Doce Pasos y apenas he mencionado los Siete Principios UU el día de hoy, pero permítanme cerrar citando dos que pienso que son relevantes aquí. Nuestro Séptimo Principio se refiere a "El respeto por la trama interdependiente de toda la existencia, de la cual somos parte". Esta no es tanto una declaración teológica, como es una afirmación de lo que me parece que es una verdad autoevidente, es decir, que somos parte de una mayor e interconectada Trama de la Vida que finalmente nos sostiene, energiza y anima. No vivimos enteramente de la propia fuerza de nuestra voluntad y la autodirección por sí solas, pese a lo crucial que resultan ambas cosas para tener una vida significativa. Uno de los mensajes contenidos en este principio es que necesitamos de nuestras vinculaciones con el resto de la existencia, tanto como necesitamos de nuestra independencia y autoconfianza: nuestras vinculaciones mutuas con la demás gente, nuestras vinculaciones con la Tierra y sus ritmos, nuestras vinculaciones con sabemos y creemos que nos ofrece un fundamento último, y en lo que en última instancia ponemos nuestra confianza. Esta es una de las razones por las que una comunidad liberal religiosa y una congregación como esta debe ser un lugar donde esta clase de vinculaciones pueden descubrirse y celebrarse. Tal vez una variación UU de la frase "Desiste y encomiéndate a Dios" podría ser "Desiste y acepta tus vinculaciones". El otro principio que mencionaré aquí es el que dice que acordamos afirmar y promover "La aceptación mutua y el fomento del crecimiento espiritual en nuestras congregaciones". Entre los muchos caminos que traen a la gente a nuestras puertas y a nuestra comunidad está uno que ha involucrado un despertar espiritual de una u otra clase que ha llegado en medio de un tiempo de crisis o de prueba. Algunas personas vienen buscando un lugar para hacer frente a estas situaciones, y para dar algún sentido a ese despertar. Espero que podamos ofrecer un lugar seguro y acogedor para estas personas.

Recuerdo que durante un taller en una conferencia distrital UU, hace algunos años, algunos UU que eran alcohólicos en recuperación –y algunos de ellos participaban en grupos de los Doce Pasos– hablaron sobre por qué necesitaban para relacionarse una comunidad liberal religiosa. Como una mujer lo dijo, "Voy a AA los viernes por la noche para continuar mi recuperación del alcoholismo, y luego voy a la iglesia UU el domingo en la mañana para reafirmar y recuperar mi teología". Lo expresó adecuadamente, pienso yo. Venimos aquí, entonces, a través de muchas jornadas del espíritu, por muchos caminos de descubrimiento y significado. Que para todas estas jornadas sigamos comprometidos con ofrecer un hogar acogedor y afirmador.





Los Doce Pasos de AA

Estos son los pasos que dimos y que nos condujeron a una nueva vida.

1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

2. Llegamos al convencimiento de que un Poder Superior podrá devolvernos el sano juicio.

3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.

4. Sin miedo, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.

7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.

8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.

10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.

11. Buscamos, a través de la oración y la meditación, mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.

12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y practicar estos principios en todos nuestros asuntos.




Los Siete Principios Unitarios Universalistas

Nosotras, las congregaciones miembros de la Asociación Unitaria Universalista, convenimos afirmar y promover:

  • La valía y la dignidad inherentes a todas las personas;

  • La justicia, la equidad y la compasión en relaciones humanas;

  • La aceptación mutua y el fomento del crecimiento espiritual en nuestras congregaciones;

  • Una búsqueda responsable y libre de la verdad y el sentido;

  • El derecho de conciencia y el uso del proceso democrático en nuestras congregaciones y en la sociedad en general;

  • La meta de una comunidad mundial con paz, libertad y justicia para todos;

  • El respeto por la trama interdependiente de todo cuanto existe, de la cual formamos parte.





Algunas frases interesantes del teólogo Reinhold Niebuhr (1892-1971), autor de la Oración de la Serenidad:



Nada digno de hacerse puede concluirse durante el transcurso de nuestra vida; por ello, somos salvados por la esperanza. Nada verdadero, bello o bueno adquiere completo sentido en un ámbito histórico inmediato; por ello, somos salvados por la fe. Nada que hagamos, sin importar cuán virtuosos seamos, puede conseguirse en solitario; por ello, somos salvados por el amor. Ningún acto virtuoso es del todo virtuoso desde el punto de vista de nuestro amigo o enemigo, como desde el nuestro; por ello, somos salvados por la forma final del amor, que es el perdón.



La razón de ser de la religión es consolar a los afligidos y afligir a los cómodos.



La ortodoxia [=doctrina o ideología sostenida por la mayor parte de la sociedad o de una organización como verdadera, correcta e incuestionable] desenfrenada nunca se sustenta en la fe, sino en la duda. Es cuando estamos inseguros que nos mostramos el doble de seguros.



La prueba última de la fe religiosa es si hará capaz al hombre de soportar la inseguridad sin complacencia ni desesperación, de forma que pueda interpretar las verdades antiguas de manera que no se conviertan en un mero pretexto para evadirse de las responsabilidades, sino en instrumentos para comprender lo que significa la civilización.



La capacidad del hombre para la justicia hace posible la democracia, pero la inclinación del hombre hacia la injusticia hace necesaria la democracia.



~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~



Los diez mandamientos de la adicción


1. No tendrás otros dioses aparte de mí.
2. Me honrarás más que a tu padre y a tu madre.
3. No me cuestionarás.
4. Sospecharás de todos, menos de mí.
5. Matarás a aquellos que me amenacen.
6. Consagrarás tu mejor tiempo para adorarme.
7. Harás grandes ofrendas financieras en mi honor.
8. Sacrificarás a tus hijos por mí.
9. Sólo de mí suplicarás perdón.
10. Nunca te olvidarás de mí.


Samuel A. Trumbore

(Trad. Francisco Javier Lagunes Gaitán)



Teléfono: 5378.7808 Móvil: 04455.2021.1837
Correo electrónico: servicounitario@gmail.com
Blog: www.lcum.blogspot.com



Stephen D. Edington: Los Doce Pasos (AA) y los Siete Principios (UU)