Quest/CLF, marzo de 2008
Trad (Fco. J. Lagunes Gaitán)Por Kathelen Rolenz, coministra, Iglesia Unitaria Universalista de la Orilla Oeste, Rocky River, Ohio
En algún lugar alrededor del mundo,
irrumpe la Pascua.
No la Pascua que concebimos,
con los brazos alzados y ecos de "Él ha resucitado" entre las barrancas,
sino una mucho más silenciosa y menos dramática Pascua.
En algún lugar del mundo —tal vez no éste, sino algún día próximo,
una mujer y un hombre se levantan de sus lechos,
se tallan el sueño de los ojos,
y encuentran que sus hijos ya están despiertos y
y se preparan para sus oraciones matutinas.
No ha habido disparos, ni guerra contra las drogas, ni gritos, ni alaridos ni chillidos lastimeros,
sólo la noche callada y la paz del silencio alrededor ella.
Y en algún lugar del mundo, quizás no está mañana, pero pronto, muy pronto,
un soldado empaca su maleta cilíndrica de lona,
vacía sus cargadores,
y ahora se cambia a ropa de civil,
y regresa a casa, puesto que la paz ha sido establecida tiempo atrás,
y ya no hay necesidad de su presencia.
Y en algún lugar del mundo, el amanecer de la Pascua irrumpe en la tierra,
no sólo este día, sino todos los días,
y el pulso familiar en nuestras venas late a "paz, paz, paz".
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