Quest/CLF, abril de 2008
Trad (Fco. J. Lagunes Gaitán)Homilía dada en el servicio de adoración anual de la Iglesia de la Fraternidad Mayor (CLF), en la Asamblea General (GA) de la Asociación Unitaria Universalista (UUA), en Portland, Oregon, en 2007, por el Revdo. Dr. Patrick T. O'Neal, Ministro Principal de la Primera Sociedad Congregacional Unitaria en Brooklyn, Nueva York
Para muchos unitarios universalistas que asisten a la Asamblea General (GA) de nuestra denominación religiosa, ésta se trata de uno de los momentos notables del año. Con periodicidad anual, se reúnen en la GA delegados de todos los EUA y participantes de todo el mundo para participar en talleres, servicios de adoración y en sesiones plenarias para todo el grupo de miles de personas, allí se ofrecen informes sobre la situación de varios aspectos de nuestra asociación. Estas sesiones plenarias también incluyen la oportunidad de que los delegados discutan y debatan sobre los Asuntos para Estudio/Acción (de justicia social), con las que las congregaciones UU se involucran en el aprendizaje y participan activamente en diversas cuestiones sociales, y las Acciones de Testimonio Inmediato, en las que el cuerpo de delegados toma una posición sobre asuntos sociales relevantes propuestos por los delegados asistentes a esa GA. La GA de 2007 incluyó también un proceso experimental llamado Open Space Technology, diseñado para ofrecer a todos los participantes de la GA una manera de compartir sus preocupaciones sobre nuestra vida como parte de la comunidad unitaria.
Este mes, con la esperanza de inspirarte a asistir a la GA de junio en Fort Lauderdale, Florida, nos gustaría compartir contigo algunos sermones dados en el servicio de adoración de la CLF en la GA, así como algunas reflexiones de los delegados de la CLF y de la Iglesia de la Fraternidad Juvenil (CYF) sobre sus experiencias en la anterior GA. Puedes encontrar mayor información sobre la GA 2008 en el sitio: UUA.org. Si piensas asistir y ya integras la CLF ponte en contacto con Lorraine sobre la posibilidad de ser uno de los delegados de la CLF.
Realmente es una idea muy hermosa cuando piensas en ella, la CLF. Una iglesia sin muros. Una congregación que no está delimitada por la geografía. Imagínate nomás, ¡una iglesia sin Edificio y sin Comité de Mantenimiento y Mejora de las Instalaciones! ¿Por qué? ¡Es el sueño de todo ministro! Desde luego, ¡la mala noticia es que tampoco tenemos ingresos por renta de nuestras instalaciones para ayudarnos a equilibrar nuestro presupuesto!
Por otra parte, tampoco tenemos ningún techo lleno de goteras que debamos reemplazar.
Es una idea genial. Esta noción de que una congregación puede verdaderamente serlo: un grupo de "gente convocada", con un vínculo y una relación mutua, incluso desde lejos, por medio de un compromiso compartido para mantener el amor común por lo Bueno, lo Verdadero, y lo Bello, como se expresa en nuestra herencia unitaria universalista. Esta noción radical de que dondequiera que vivamos, a donde sea que vayamos, llevamos esta congregación con nosotros en nuestros corazones, por medio de cómo elegimos vivir en el mundo, por medio de los valores que elegimos representar y asumir como guías.
Teológica e históricamente, sabemos que la idea tiene precedentes importantes —que se remontan a hace algunos milenios, en realidad. En la historia judía, las leyendas del Talmud cuentan el relato de cómo se estableció el sitio del gran Templo de Jerusalén.
"En un tiempo anterior al tiempo", cuenta el relato, "cuando el mundo era joven, dos hermanos compartían un campo y un molino, cada noche se dividían en partes iguales el grano que habían recogido juntos. Uno de los hermanos vivía solo, el otro tenía una familia grande. Un día el hermano solo pensó para sí mismo, 'Realmente no es justo que dividamos el grano en partes iguales. Yo no debo ver sino por mí, pero mi hermano tiene hijos que alimentar'. Así que cada noche llevaba en secreto algo de su grano al granero de su hermano.
Pero el hermano casado se dijo un día, 'Realmente no es justo que dividamos el grano en partes iguales —puesto que yo tengo hijos que verán por mí en mi vejez, y mi hermano no tiene ninguno'. Así que comenzó cada noche a llevar algo de su grano al granero de su hermano.
Entonces, una noche, ambos se encontraron a medio camino entre sus casas. Repentinamente se dieron cuenta de lo que había estado sucediendo y se abrazaron amorosamente. La leyenda dice que Dios fue testigo de su reunión y dijo, 'Este es un lugar santo, y aquí es donde mi Templo ha de construirse'. Y así fue que se construyó el primer Templo de Jerusalén. Pues Dios sabe dónde se encuentran los seres humanos y se descubren amorosamente".
La implicación de la leyenda es clara, no importa la teología: el amor es el único fundamento seguro sobre el que cualquier templo merecedor de ese nombre debe construirse. Ningún otro fundamento es suficientemente fuerte para sostener una casa de fe.
El gran Templo de Salomón en Jerusalén fue literalmente el centro de la fe y la cultura para el floreciente pueblo judío. Contenía en su Sancta Sanctorum ('lugar santísimo') el Arca de la Alianza, el símbolo central de la alianza de YHVH. Ese templo físico fue el centro indispensable de Jerusalén.
Nosotros los modernos que vivimos a más de 2 milenios de distancia de esa época, apenas podemos imaginar lo que pudo haber significado para el pueblo judío la destrucción del gran Templo de Salomón por las tropas caldeas (586 AEC), y muchos judíos fueron conducidos cautivos a un largo exilio en Babilonia.
Hasta el momento de esa devastadora experiencia, la predicación de la religión judía dependía físicamente del gran templo que era literalmente su más egregio altar. Con la destrucción de su templo, el judaísmo mismo habría perecido como religión, con la excepción de una grandiosa noción religiosa que los judíos nunca olvidaron luego de esa experiencia. Aprendieron cómo llevar su gran templo con ellos en sus corazones.
Merced a este aprendizaje, la fe judía sobrevivió a la cautividad en Babilonia. Sobrevivió para reconstruir físicamente el Templo en Jerusalén. Y con la destrucción del Templo siglos después por las tropas romanas, la fe judía sobrevivió de nuevo en los corazones de su pueblo (70 EC). Y ha sobrevivido a la Gran Diáspora otros 2 mil años más allá. Sobrevivió a siglos de persecución, incluso de genocidio, y ante cada forma de destrucción que el pueblo encontró en su camino, porque, verás, el Templo llevado en el corazón —la fe construida sobre el seguro fundamento del amor— no está sujeta a la cautividad y a la destrucción, ni por todos los ejércitos de la tierra.
Se me ocurre que los miembros de la Iglesia de la Fraternidad Mayor (CLF), han compartido este mismo entendimiento del Templo del Corazón desde su fundación, y este es su secreto. Si los unitarios universalistas en general son los "constructores libres" en el campo de la religión organizada, entonces la congregación de la Iglesia de la Fraternidad Mayor (CLF), seguramente será "la más libre". ¡Ustedes ni siquiera tiene una sede física! Ustedes se encuentran desde Pennsauken, Nueva Jersey, hasta Pago Pago en la Samoa Americana. Ya eran una congregación 'virtual' antes de que se inventara la palabra. Y lo han sido bellamente por muchos años. A través de sus publicaciones, sus contactos en línea, sus ministros y educadores religiosos, su apoyo anual, su generosidad, y su visión y su alcance, han llevado individual y comunitariamente esta lucecita del unitarismo hacia los lugares más lejanos y aislados de nuestro país, nuestra cultura y del mundo entero.
Esto no significa que su inusual forma de congregarse una vez al año en la festividad trashumante de la GA no tenga su dificultad. Aquellos de nosotros lo suficientemente afortunados para vivir cerca y asistir regularmente a una congregación UU local pueden recordar fácilmente a los recién llegados, como lo hago yo cada semana, que "si han asistido por un cierto tiempo y se sienten espiritualmente como en su casa en este lugar, están invitados a hacer oficial aquí su membresía". Bueno, permítanme extender la misma invitación de bienvenida a todos ustedes y a sus familiares y amigos dispersos a los cuatro vientos, quienes puede que no tengan la oportunidad de escuchar esta invitación frecuentemente.
Si has estado en la lista de envíos de correo electrónico de la CLF por cierto tiempo, si visitas regularmente el sitio web de la CLF, si esperas con interés cada mes la publicación del siguiente número de la revista Quest con sus sermones invitados, sus ensayos sobre filosofía UU, las joyitas que encontramos en las breves columnas de la ministra Jane Rzepka, o en las lecciones de educación religiosa de la ministra Lynn Ungar —si te encuentras espiritual e intelectualmente "en casa" aquí en estas ideas unitarias universalistas, en casa aquí con esta fe expansiva, en casa aquí con estos camaradas y compañeros de peregrinaje— si sientes que tu corazón está "en casa" aquí en estos Principios y Propósitos —si nunca imaginaste que encontrarías una congregación acorde al Templo que siempre has llevado en tu corazón— bueno, ¡bienvenid@ seas! Recuerda lo que el poeta Robert Frost (1864-1963) dijo sobre el hogar —que es el lugar en el que, cuando debes ir ahí, han de acogerte. ¡Benvenid@ al hogar de la Iglesia de la Fraternidad Mayor (CLF)!
¡Qué idea tan genial! ¡Muy bien por la CLF! ¡Sigue resplandeciendo, haces que nos enorgullezcamos de ser UU de corazón!
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