Quest/CLF, marzo de 2008
Trad (Fco. J. Lagunes Gaitán)Por Alicia Roxanne Forde, ministra de la Congregación Unitaria Universalista Namaqua, Loveland, Colorado.
Luego de la muerte de Jesús, de acuerdo al Evangelio de Marcos (16.1-8), la siguiente parte de la historia de la Pascua prosigue así:
Pasado el sabbat, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé, compraron perfumes para perfumar el cuerpo de Jesús. Y el primer día de la semana, fueron al sepulcro muy temprano, apenas salido el sol, diciéndose unas a otras:
—¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?
Pero, al mirar, vieron que la piedra ya no estaba en su lugar. Esta piedra era muy grande. Cuando entraron en el sepulcro vieron, sentado al lado derecho, a un joven vestido con una larga ropa blanca. Las mujeres se asustaron, pero él les dijo:
—No se asusten. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro: 'Él va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán, tal como les dijo.'
Entonces las mujeres salieron huyendo del sepulcro, pues estaban temblando, asustadas. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
Imagina su sorpresa...
Quién quitará la piedra por nosotras...
¿Puedes verlo?
María Magdalena, María la madre de Santiago
y Salomé con perfumes para su cuerpo.
Un cuerpo una vez vibrante de vida, una vez lleno
de pasión por una clase radical de justicia,
que enseñó la promesa del Reinado aquí en la tierra.
¿Qué pensarían?
¿Creerían que él estaría todavía allí,
luego de tres días y tres noches?
¿Acaso yacería quietamente, sin aliento…sin pasión?
Quién quitará la piedra por nosotras...
¿Qué creyeron ellas al ver a ese joven
vestido de blanco…
tranquilo y sereno a la entrada de la tumba vacía?
¿Y qué les dijo?
No se asusten.
Ustedes buscan a Jesús de Nazaret,
el que fue crucificado.
Ha resucitado;
no está aquí.
…Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro que él va a Galilea.
No se asusten,
no está aquí.
¿Y qué hicieron ellas?
María Magdalena, María la madre de Santiago,
y Salomé?
El escritor del Evangelio de Marcos dice:
Salieron huyendo…pues estaban temblando y asustadas.
Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
No le dijeron nada a nadie.
Nada.
¿Que fue lo que creyeron —que no dijeron
nada?
¿Supones que esperaron?
¿Acaso supones que volvieron a hablar entre ellas
sobre ese día?
Algo tan tremendo
sucedió y ellas
estaban en silencio...
¿Qué creyeron?
¿Acaso basta irse y no decirle a nadie,
para guardárselo para ellas mismas?
Asombradas en silencio...
Algo tremendo sucede.
No podemos permitirnos quedarnos en silencio,
para no decir o hacer nada.
El joven vestido de blanco
no les dijo:
"Vayan y esperen una señal."
No les dijo:
"Vayan y no digan nada."
No les dijo:
"Vayan y asómbrense, pero teman."
Les dijo: "Vayan y digan."
Vayan y digan.
Y tal vez creamos que no nos hablaba a nosotros
hablaba a nosotros.
No podría ser así.
Pero mira, creo que sí lo hizo.
Nos habló a nosotros. Aquí y ahora.
Al decir:
"Vayan y digan."
Vayan y pongan en práctica.
Jesús fue, perseguido,
Y, de acuerdo al escritor del Evangelio de Marcos,
se levantó al tercer día y
siguió compartiendo
las buenas nuevas:
La injusticia no tiene que
triunfar,
si creemos en decir la verdad al poder,
si ponemos en práctica:
el Amor al mundo,
amar a alguien que no lo merece,
practicar la resurrección.
El evangelio es literalmente las buenas nuevas.
No puede terminar en el silencio.
El cumplimiento de esas buenas nuevas
depende, en parte, de nosotros.
Sí, de nosotros los unitarios universalistas.
Depende de nosotros preguntar y responder:
¿Qué podría requerirse de nosotros en el camino de hacer la justicia en esta comunidad?
¿Y en cuanto a ser agentes de amor y de misericordia?
¿Y para caminar más humildemente con nuestros vecinos?
Depende de nosotros profetizar,
depende de nosotros evangelizar...
Da miedo, ¿no es verdad?
Aproximarse a situaciones sin vida
con asombro:
¿Quién ayudará…a quitar las piedras
de la desesperación, la injusticia y la apatía?
Y una vez que no estén esas piedras…
quienes creemos
—quienes venimos a ser libres,
quienes venimos a encontrar consuelo,
quienes venimos a encontrar sabiduría,
quienes venimos a encontrar una
comunidad compasiva con
sus momentos d elucha
debemos decir.
Decir.
El ministro UU Robert Karnan dice:
"Casi nunca un alma busca y se une
a una congregación porque distribuya canastas con
alimentos gratuitos o porque cuente con una gran red valiosa
o posea un gran edificio o cuente con
la asistencia de
miles de personas."
No nos reunimos, dice, con la idea en
mente de lograr el equilibrio presupuestal...
No venimos a adorar, para arreglar sistemas de sonido, ni para
crear espacio de almacenamiento...
"Venimos porque creemos
algo
tremendo y tiene lugar la
dación de vida."
Así que vayamos….
Digámoslo sin miedo, sin preocupación,que creemos,
que nuestra fe,
nuestra comunidad, cuenta.
Es un lugar de espíritu,
de perdón,
de compasión,
de poderosa y perdurable amistad.
Nuestra comunidad de fe es una de
valor y amor transformador
Un lugar en el que podemos afrontar los momentos de nuestras
vidas con honestidad.
Digamos
que aquí se trata de liberarnos del miedo;
se trata de dar profundidad a nuestros corazones
a aquellos con quienes de verdad quisiéramos
compartirlo.
Digamos
que nuestra tarea desatar las fuerzas del amor
y la justicia que pueden dar, tanto miedo, como placer.
Digamos que creemos en la resurrección.
No basta ver y creer y quedarse callados.
Si has experimentado y creído en el poder transformador del
amor que vive y respira en medio de tu comunidad de fe,
Ve, dice el escritor del evangelio, y dilo.
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