viernes, 29 de febrero de 2008

Tres anhelos universales (De Tu Ministra de la CLF)

Quest/CLF, marzo de 2008

Trad (Fco. J. Lagunes Gaitán)

Por Jane Rzepka, ministra principal, Iglesia de la Fraternidad Mayor (CLF)

Jane RzepkaTarde o temprano, puesto que somos humanos, nuestras almas y espíritus experimentan el dolor. A veces el dolor se decanta como anhelo; a veces, bien abajo de nuestra vivencia cotidiana, sólo sentimos los indicios de un suave anhelo, pero aun así, en alguna parte interior, con el tiempo, sentimos el dolor de la gente en todas partes.

Se supone que la religión está para ayudar con esto. Ciertamente, resulta fácil para la religión llegar apresuradamente rebosante de celebraciones, ¿pero acaso no puede reconocer los momentos difíciles? Quiero mencionar tres de estos anhelos universales:

El primero, según me parece, es que hay una parte de cada uno de nosotros que quiere recibir cuidados y atenciones, saber que se nos brindarán. Me refiero a la seguridad en su dimensión más básica. Valoraríamos positivamente saber con seguridad, por ejemplo, que nunca hemos de padecer hambre, incluso si llegamos a estar muy viejos, muy enfermos o muy desafortunados. Y si vamos más allá del dolor, hasta saber que estaremos bien, ponemos al descubierto nuestro interés por la gente que amamos, y la gente del pasado, del presente y del futuro que no tiene y nunca ha de tener ni una fracción de lo que necesita.

En segundo lugar, nadie de nosotros está feliz consigo mismo todo el tiempo. Y la otra gente tampoco está siempre feliz con nosotros. Así son las cosas. Para todos y cada uno. Cuán agradable sería que una presencia cósmica —o incluso una persona de confianza— nos tranquilizara cada noche al irnos a dormir y nos dijera que pese a que le dimos la espalda a alguien que amamos, o aunque hayamos criado niños que nos decepcionaron, incluso si traicionamos terriblemente a alguien, o aunque no tengamos la posibilidad de cumplir lo que prometimos —y a pesar de todo ello— ¿no sería genial que nos aseguraran que somos perdonados y amados? Y de la misma manera, ¿no sería maravilloso si cuando alguien nos desatiende o nos decepciona, nos lastima, o no cumple con nuestras expectativas pudiéramos encontrar una forma de seguir adelante? Un segundo anhelo común es ser capaces de perdonar y ser perdonados.

Una tercera clase de dolor es el miedo a derrumbarse frente a las tribulaciones de la vida. No tenemos ninguna idea de lo que nos espera adelante. Vemos la tragedia descabellada y la ambigüedad moral que nos rodea. Si el desastre (o el siguiente desastre) o la tentación se presentaran en nuestro camino, ¿podríamos resistirlos? ¿Tendremos lo que se necesita para afrontar la crisis con fortaleza de carácter, valor y gracia?

El hecho es que nunca estamos verdaderamente seguros en la vida. Ni nosotros ni la gente que nos rodea estaremos a la altura de nuestras expectativas, y la vida puede requerir de nosotros que afrontemos más de lo que creemos que podemos soportar. Tristemente, así son las cosas. Y es una noticia vieja, muy vieja.

Holding CandleLa plegaria conocida como el Padre Nuestro, o la plegaria de Jesús, hace tres peticiones: de pan, de perdón y de fuerza, los tres anhelos intemporales arriba mencionados. "Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal." [En una versión literal: "Nuestro pan del mañana dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, que también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes ceder a la tentación, sino líbranos de lo malo." N del T] Resulta que al paso de las eras, los humanos nos hemos ocupado de ser humanos en comunidad, y vaya que merece la pena contemplar esto con detalle: los sentimientos expresados en esta sección del Padre Nuestro son compartidos en alguna medida por todos nosotros hoy.

Sin duda, los unitarios universalistas tienen una amplia variedad de respuestas a toda la plegaria del Padre Nuestro. Para algunos, se trata de un recurso espiritual central. Otros podrán estar en desacuerdo con las palabras que usa, pero aman su sonido. Otros objetaran las imágenes exclusivamente masculinas que se incluyen en la mayoría de las traducciones, mientras que para otros estas palabras están asociadas a recuerdos miserables de una infancia en la que tenían que recitar esas palabras, y aun otros encuentran que esta plegaria no tiene ningún significado para ellos. En mi caso, no me crié en el conocimiento de esta plegaria, y pese a que personalmente no puedo imaginarme abrazando completamente una plegaria que inicia con imágenes antropomórficas semejantes y con un enfoque pasivo hacia la vida, valoro positivamente la vinculación que siento con un pueblo antiguo que sentía la necesidad de pan, de perdón y de fortaleza.

Hasta donde sabemos, Jesús creyó en la oración espontánea desde el corazón. Él no habría reconocido la evolución litúrgica y la traducción que resultó en "Padre nuestro, que estás en el cielo" [Versión literal: Padre nuestro del cielo], y en, "Tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre Señor" [Versión literal: Tuyo es el Reinado, tuyo el poder y la Gloria, Eternamente.]. Pero probablemente habría reconocido las necesidades humanas detrás del cuerpo de la plegaria.

Este mes los cristianos reconocen la Pascua (la Semana Mayor): el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección , y en el espacio de tres días reconocen el peor y el mejor de los momentos. He aquí una religión que realmente incluye el ámbito amplio de la experiencia humana. ¿No es ese acaso el trabajo de la religión?

Los unitarios universalistas tienen mucha libertad en cuanto a la expresión religiosa, y la época de la Pascua no es la excepción. Reconocer los momentos difíciles y los gloriosos, sea a través de imágenes de la muerte del otoño y de la nueva vida en primavera, la luz que mengua después del solsticio de verano, o la muerte y regreso a la vida de Jesús es una tarea para todos nosotros. Y es hora de realizarla.


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