Trad (Fco. J. Lagunes Gaitán)
En su columna de la revista Quest de noviembre de 2007, la Revda. Jane Rzepka escribió sobre las cápsulas de tiempo. En respuesta a su columna, un integrante de la Iglesia de la Fraternidad Mayor (CLF) nos escribió sobre una clase diferente de cápsula de tiempo…
Acabo de leer el artículo de Jane Rzepka en la edición de noviembre de Quest y sé lo que es una cápsula de tiempo —pues donde yo y otros internos de las prisiones nos encontramos (incluso algunos en las prisiones mentales). Lo que quiero decir es que he estado encerrado 10 años; sin embargo, el tiempo sigue inmóvil para mí en las áreas en las que solía vivir y transitar. Recuerdo el campo del granjero al final de la calle y el lago del curso de golf detrás de mi casa. Puedo decirte el tamaño de cada árbol y el color de cada casa. También puedo decirte quién vive en el vecindario cercano. Todo tal como era hace 10 años.
Mi mamá me escribió que en el campo del granjero ahora hay un desarrollo habitacional y que "el tráfico se ha incrementado evidentemente". Eso es lo que me dice.
El lago del curso de golf ha sido dividido en dos y el paisaje ha sido rediseñado. Me enviaron una foto para que viera los cambios. Mi mente simplemente no ha podido hacerse a la idea de estos cambios, pues cada vez que pienso en el curso de golf sigo imaginando el lago intacto —es el mismo lago de siempre.
Me entristeció leer el artículo de las cápsulas de tiempo, pues sé que mis recuerdos son solamente reflejos de un tiempo pasado y que ya no corresponden a lo que existe. Pero para mí el campo del granjero está todavía allí, el lago sigue intacto y los árboles y los vecinos siguen en sus lugares acostumbrados. Soy yo quien vive en hace 10 años, sin querer afrontar la verdad brutal de que nunca volveré a ver mi hogar —excepto en mi cápsula de tiempo.
Paz y amor,
Andrew H.
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